Que los cuidados recibidos en la primera infancia pueden determinar la personalidad de un adolescente es un tema debatido hasta la saciedad. Ahora, un estudio puede zanjar cualquier duda al constatar que, efectivamente, el tipo de atención recibida en los primeros años de vida tiene efectos a largo plazo en el desarrollo cognitivo, los resultados académicos y el comportamiento en la juventud.
"Dos perspectivas diferentes han guiado a muchos de los estudios que examinan los efectos del cuidado de los hijos. Durante por lo menos 50 años, las guarderías y jardines de infancia han sido vistos por padres y educadores como un medio para promover las habilidades sociales y académicas antes de la entrada formal al colegio. Por el contrario, otros, influidos en parte por la teoría del apego, han expresado su preocupación de que la atención no maternal amplia, especialmente en los primeros años de vida, podría interrumpir vínculos afectivos y dar lugar a problemas de comportamiento", explican los autores de la investigación, dirigida por Deborah Lowe Vandell, de la Universidad de Carolina, en Irvine (Estados Unidos).
Tanto una hipótesis como otra cuentan con investigaciones científicas que las respaldan. Ahora, sin embargo, el nuevo ensayo, que representa la última 'entrega' del Estudio de la Atención en la Infancia y el Desarrollo de la Juventud iniciado en 1990, suma nuevas evidencias que constatan la importancia de la 'calidad' de los cuidados, por encima de si se proporcionan en casa o en la guardería.
Financiado por el Instituto de la Salud del Niño y el Desarrollo Humano (NICHD, sus siglas en inglés) y publicado en el último 'Child Development' ha contado con la participación de más de 1.300 menores, y sus familias, de 10 ciudades estadounidenses, a las que se les ha realizado un seguimiento desde el momento de su nacimiento, en 1991, hasta los 15 años.
Los pequeños fueron evaluados cuando estaban en la guardería (y tenían uno, seis, 15, 24, 36 y 54 meses de edad), así como cuando pasaron a la escuela (y cursaban primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria). Un nuevo análisis se efectuó cuando cumplieron los 15. Los participantes provenían de todas las clases socioeconómicas. También se incluyeron familias monoparentales y biparentales.
Los datos reflejan que los adolescentes que en su niñez (durante los primeros cuatro años) acudieron a guarderías de mayor calidad obtuvieron puntuaciones más altas en el desarrollo cognitivo y en los logros académicos que los que asistieron centros infantiles de menor calidad. "También hemos encontrado que aquellos pequeños que más horas pasaron en las guarderías durante la infancia eran más impulsivos y adoptaban más conductas de riesgo en la adolescencia que los que menos tiempo permanecían en ellas", rezan las conclusiones del trabajo.
La calidad de los cuidados en escuelas infantiles también influye en el comportamiento posterior. "Los que acudían a centros mejor cualificados tendían a saltarse menos las normas y a tener menos conflictos con sus compañeros que aquéllos que pasaron su infancia en guarderías más mediocres", insisten los autores.
Estos resultados subrayan "la importancia de la interacción entre los niños y sus cuidadores durante el día", asiente la autora principal del estudio.
"Tal vez los hallazgos más importantes de este informe son los efectos de la calidad en la atención durante la primera infancia en la adquisición de conocimientos académicos y que la cantidad de horas en las guarderías influye en los problemas de comportamiento en la adolescencia, más de una década después de que los niños hayan pasado de infantil a primaria... El estudio es el primero en documentar las relaciones entre la atención infantil ordinaria y el funcionamiento de los niños adolescentes", determinan los investigadores.
"Dos perspectivas diferentes han guiado a muchos de los estudios que examinan los efectos del cuidado de los hijos. Durante por lo menos 50 años, las guarderías y jardines de infancia han sido vistos por padres y educadores como un medio para promover las habilidades sociales y académicas antes de la entrada formal al colegio. Por el contrario, otros, influidos en parte por la teoría del apego, han expresado su preocupación de que la atención no maternal amplia, especialmente en los primeros años de vida, podría interrumpir vínculos afectivos y dar lugar a problemas de comportamiento", explican los autores de la investigación, dirigida por Deborah Lowe Vandell, de la Universidad de Carolina, en Irvine (Estados Unidos).
Tanto una hipótesis como otra cuentan con investigaciones científicas que las respaldan. Ahora, sin embargo, el nuevo ensayo, que representa la última 'entrega' del Estudio de la Atención en la Infancia y el Desarrollo de la Juventud iniciado en 1990, suma nuevas evidencias que constatan la importancia de la 'calidad' de los cuidados, por encima de si se proporcionan en casa o en la guardería.
Financiado por el Instituto de la Salud del Niño y el Desarrollo Humano (NICHD, sus siglas en inglés) y publicado en el último 'Child Development' ha contado con la participación de más de 1.300 menores, y sus familias, de 10 ciudades estadounidenses, a las que se les ha realizado un seguimiento desde el momento de su nacimiento, en 1991, hasta los 15 años.
Los pequeños fueron evaluados cuando estaban en la guardería (y tenían uno, seis, 15, 24, 36 y 54 meses de edad), así como cuando pasaron a la escuela (y cursaban primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria). Un nuevo análisis se efectuó cuando cumplieron los 15. Los participantes provenían de todas las clases socioeconómicas. También se incluyeron familias monoparentales y biparentales.
Los datos reflejan que los adolescentes que en su niñez (durante los primeros cuatro años) acudieron a guarderías de mayor calidad obtuvieron puntuaciones más altas en el desarrollo cognitivo y en los logros académicos que los que asistieron centros infantiles de menor calidad. "También hemos encontrado que aquellos pequeños que más horas pasaron en las guarderías durante la infancia eran más impulsivos y adoptaban más conductas de riesgo en la adolescencia que los que menos tiempo permanecían en ellas", rezan las conclusiones del trabajo.
La calidad de los cuidados en escuelas infantiles también influye en el comportamiento posterior. "Los que acudían a centros mejor cualificados tendían a saltarse menos las normas y a tener menos conflictos con sus compañeros que aquéllos que pasaron su infancia en guarderías más mediocres", insisten los autores.
Estos resultados subrayan "la importancia de la interacción entre los niños y sus cuidadores durante el día", asiente la autora principal del estudio.
"Tal vez los hallazgos más importantes de este informe son los efectos de la calidad en la atención durante la primera infancia en la adquisición de conocimientos académicos y que la cantidad de horas en las guarderías influye en los problemas de comportamiento en la adolescencia, más de una década después de que los niños hayan pasado de infantil a primaria... El estudio es el primero en documentar las relaciones entre la atención infantil ordinaria y el funcionamiento de los niños adolescentes", determinan los investigadores.
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